Nuevamente la soberbia, la vanidad y el chovinismo jurídico se apoderan de la escena. Frente a la globalización algunos juristas proponen lo que les parece evidente: globalizar las categorías con las que han trabajado en los últimos siglos, tan sencillo como globalizar el Estado de Derecho, opinan, lo que demuestra su incapacidad para recrearse y adaptarse al contexto, es en especial el Estado de Derecho lo que hoy impide a la ciencia jurídica renovarse y afrontar la globalización, entonces ¿porqué insistir con ello?
La razón es evidentemente de confort y para continuar con un statu quo al cual no pueden renunciar, pero es justo la idea/institución del Estado de Derecho la que no permite ver que el problema es la monopolización inventada en la creación del Derecho por parte de un ente llamado Estado, cuya noción no corresponde con su realidad, porque se ha ido ajustando cada vez más a la estructura gubernamental y no ha permitido que la sociedad participé en lo que por siglos le fue más querido y cercano, su propio gobierno, según la teoría (y la práctica) la sociedad debía renunciar a gobernarse sola para que un tercero (el Estado) lo hiciera por delegación, pero el costo de esta administración ha sido altísimo, las libertades perdidas a nivel histórico son muchas más que las ganancias de derechos, el Estado (y sus artífices) se han visto beneficiados de este contrato leonino, y no están dispuestos a soltar el hueso, los juristas que normalmente han estado del lado de estos artífices piensan, consciente o inconscientemente que debe seguir siendo así, por eso proponen lo que les parece más sencillo, extendamos esta categoría nivel global y sigamos exprimiendo el modelo.
Frente a este planteamiento fácilmente puede hacerse otro en un sentido más lógico ¿porqué no mejor globalizamos la sociedad civil? incluso sería más sencillo con la infinidad de recursos contenidos en la red, y podríamos comenzar globalizando el sentido crítico, compartiendo y discutiendo tópicos y lecturas, llamando al despertar de nuestra conciencia cívica, en fin, globalizando la buena voluntad y el sentido de justicia.